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En el Prao
El día a día en un campo de flores de Cantabria
las típicas cabañas con cubiertos de paja
Lunes
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Como llovía sin parar, aproveché el refugio del invernadero para plantar semillas. Girasoles de varios colores, phlox y scabiosa se acomodaron en las bandejas, mientras el viento amenazaba llevarse las puertas del invernadero.
Dicen los ingleses:
Plant your seeds in a row,
One for the pheasant, one for the crow,
One to rot and one to grow.
Planta tus semillas en fila,
Una para el faisán, una para el cuervo,
Una para pudrirse y una para crecer.
Martes
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Al levantar el plástico protector de las dalias, descubrimos que todos los campañoles del mundo habían decidido hacer su nido ahí. Son super monos, pero son también máquinas de destrucción que comen las raíces y las hojas de todo. Ahí los dejamos, para que la naturaleza siga su rumbo.
Miércoles
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Último día en Bloomin’El. Pasamos las primeras horas recogiendo flores: anémonas, ranúnculos, silene vulgaris, pennisetum y menta. La pausa para café fue divina, con el sol en la cara, galletas de las buenas y solo los pájaros perturbando el silencio total.
Después de la comida, encontramos una familia de sapos en el medio de las consueldas. Fue un buen día.
Jueves
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Atravesé el país del centro al sur, cruzando por Gales. Me encanta viajar en tren y hoy tampoco me decepcionó. Durante las primeras horas no había nada que ver que no fueran ovejas, hasta que llegué a Bristol, donde el paisaje cambió a algo más moderno y ecléctico. El tren fue siguiendo el río, donde muchas personas viven en barcazas de todos los colores; iglesias; catedrales; bosques. Un viaje precioso.
Viernes
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Primer día en la Dorset Flower Co. Katie me enseñó la finca, me presentó a los ponis, me llevó a ver los invernaderos, su taller, los macizos con flores y más flores. La finca es un sueño y estoy enamorada!
Trasplanté delphiniums, planté setos, fuimos a comprar compost y organizamos los papeles para una boda. Creo que voy a aprender bastante en las próximas semanas.
Sábado
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Estoy muy cerca del mar, así que aproveché el raro día de sol y fui hacer una caminata hasta la famosa Durdle Door, que es como un puente de piedra excavado por el mar. No fui la única con la misma idea, el sítio estaba repleto de gente, pero la visión del acantilado verde cortado por el azul turquesa del mar es realmente espectacular.
Pasé la tarde junto al lago que tienen en la finca, bajo el sol y leyendo un libro, mientras la abuela, una señora con más de ochenta años, andaba con el quad matando ortigas.
Domingo
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Volvemos al típico tiempo inglés, lluvia y miseria general. Otra caminata por el campo, pero esta vez com los pantalones empapados en barro. Me sentí cómo Elizabeth yendo a ver Mr. Darcy.
Un crumble de ruibarbo con nata para terminar la semana.
Gracias por leer.
Mónica